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Mostrando entradas de 2021

Como Perros y Gatos: Como Ana y Marina

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Eran más de las cuatro de la tarde cuando llegaba Marina a casa de su hermana Ana, por allá en algún barrio de Venezuela. Era un par de morochas nacidas en los años cincuenta. Ya era costumbre tomarse un café acompañado de dos o tres cigarros casi cada tarde juntas. Marina con su andar sobrado, siendo siempre ella misma, mujer sabia, vecina atenta y colaboradora, elocuente y, a veces, un tanto exagerada. - ¡No joda! ¡Cuando Dios pensaba una vaina, era porque papá ya lo sabía! - aseguró Marina alguna vez, recordando lo sabio que fue su padre. Ana un poco más cruda y directa, sin pelos en la lengua, realista, grosera y ordinaria, crítica y consejera, vecina atenta, sincera y transparente a más no poder. El nombre vulgar del pene era su palabrota favorita, podía combinarla como quisiera y aplicarla en cualquier situación. - ¡Ve a ver si te cortas ese g#%#$, c*** de tu madre! - regañaba a su hijo, quien al parecer, ya había engendrado un par de bebés por ahí. Ana y Marina nunca estaban de...

Nuestro Insólito Carmelo

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Ahí estaba Carmelo, en el sofá de su sala, celular en mano, siempre en silencio, para no ser delatado por el tono de los mensajes entrantes. Al mismo tiempo ella, su mujer, entre la sala y la cocina corría por aquí y recogía por allá, alistando todo para ir a trabajar. Él juraba que era un maestro ocultando cosas; ella no estudió actuación pero disimulaba muy bien que ya sabía lo que ocurría entre Carmelo y su "teléfono". Como inspirada por la gran Santa Cristina Maica , la mujer de Carmelo, planificadamente, se dejó deslizar en un affaire con un amigo de éste. Desde entonces ella miraba a su esposo con la sonrisa interna de quien se siente ajusticiada; pero no era suficiente, si él no lo sabe ni lo sufre entonces no es venganza, pensaba ella. Días más tarde, se encontraba ella esperando a su esposo para el almuerzo. Él llegaba con tanta hambre como siempre, mesa servida, listo para probar su primer bocado cuando, ipso facto, ella le advierte amablemente: - Si yo fuera tú no ...

La mente en España y un pie en Venezuela

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"Todo es por mi bien", rezaba aquella frase en la armoniosa voz de Andrea, una argentina detrás del canal de YouTube Escuela de amor y superación. Todo es por mi bien, escuchaba yo repetidamente. Seguidamente vino a mi mente aquel refrán "no hay mal que por bien no venga". Muy dentro de mí, un conflicto malcriado entre el debo, el quiero y el por qué a mi. Por fuera, una vida normal, una sonrisa al saludar y un caminar de pasarela. Hace dos años de haber llegado a España y recordaba la primera noche en este nuevo hogar, una noche en la que iba a dormir sintiendo seguridad y tranquilidad, como quien ha soltado un gran peso que traía en la espalda, y no por aquel bolso tan grande y horrendo en el que metí cosas innecesarias, sino por todo lo que implicaba a nivel emocional el vivir en Venezuela. Dos años después parece que mi estadía llega a su fin, con las ganas de quedarme un tiempo más, pero sin los recursos para hacerlo, y adentro transcurre una pelea callejera e...