Escribir te desnuda


La hoja vacía y una copa de lambrusco rosado. Era todo lo que tenía, además de las ganas de escribir cualquier cosa, con la mente en blanco. Hacía un buen día, ¿por qué no estaba afuera tomando el sol como el resto? solo quería tumbarme en la cama, a recuperarme de tanto trabajo. Quizá solo buscaba un refugio en las letras. ¿Por qué lo había pospuesto tantas veces? Una amiga me dijo hace meses
"escribir te desnuda"; y la verdad es que aún no todos estamos preparados para mostrarnos desnudos ante los demás.

Podía mirar desde la ventana cómo volaban las gaviotas, tan libres, tan ellas mismas. El viento moviendo la ropa de los tendederos de lo vecinos, parece un día normal. Mis ojos irritados por el sueño, estando frente al monitor en lugar de estar durmiendo.

Abril acaba de entrar y parece que quiere salir volando ya. Parece que el tiempo está pasando muy rápido, y de pronto, ya no quieres hacer tantos planes, quieres vivir todo ya, por si acaso mañana no estés, o la semana que viene ya sea el año 2060 y no tengas energía ni dinero para nada.

Hay un temor hacia el tiempo, y donde hay miedo hay ausencia de amor, eso dice mi querido Fraga. ¿Cómo hago para transformarlo? Se me dan mejor las matemáticas.

Yo soy de las pocas personas que se leen los manuales y las instrucciones. Haberme dado el manual de la vida... He tenido que ensamblar todo por intuición, mirando de cerca a quienes reciben un ladrillazo cada dos por tres y aún no lo captan. Solo he puesto mis "barbas en remojo", para eso están las experiencias ajenas.

Respiro por la nariz y suelto por la boca, ya se identificar la presencia de la ira. Me falta una pieza para completar el puzzle que me tocó vivir; he intentado terminarlo con piezas ajenas, piezas inventadas por mi, y cualquier otra cosa; he pedido ayuda; a veces lo desarmo y lo tiro todo a la basura, y cuando volteo sigue ahí, como en la película Click; me falta entender algo. Y cuando así sea, finalmente diré en voz alta, con una sonrisa y quizá algunas lágrimas, y, espero que mirando la torre Eiffel: ¡voilá!

La hoja ya tiene muchas palabras, y hasta cosas sin sentido, la copa ha sido recargada, lo necesario para conciliar la siesta, recuperar energía física y permitirle al alma salir un rato de este cuerpo agotado y esta dimensión de inconscientes, hay que descansar...

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