Detrás de la barra
He regalado unas cuantas sonrisas, mientras quería salir corriendo. He deshecho el nudo de la garganta justo antes de atenderte. He tenido hambre mientras te servía el desayuno; mi café se ha enfriado porque el tuyo es prioridad. V i tus ojos aguados y sentí tu tristeza como si fuera mía, te puse una cerveza tras otra, y pusiste varias canciones tristes en nuestra tele sin preguntar si podías... No se lo que te pasó, siempre pensé que la causa tenía nombre de mujer. Quería haberte dado un abrazo, aunque solo fueses un desconocido. He oido verdades ajenas sin querer; estupideces, babosadas y sabios consejos. El que habla de más y da por hecho que lo sabe todo, y el que toma el café sin decir ni una palabra. Tengo que darte la razón, porque eres el cliente, ¡pero es que no la tienes! He visto la soberbia usando vestidos, y la inutilidad heredando el imperio hecho, tan frágiles, tan ...