El Polvo, El Suelo y Los Cristales. Parte 4/4: Como en el muelle de San Blas.
Habían pasado quince días cuando regresé a casa de Blanca, confiando en que el incómodo incidente —aquel en el que me topé con lo más parecido a un frasquito de veneno que vi en la vida— ya se le hubiera borrado de la memoria. Como siempre, mi intención era tocar el timbre desde el portal, pero esa tarde, justo al llegar, un vecino salía del edificio, el primero que vi desde que frecuentaba ese lugar. Aproveché el momento para entrar y me fui en silencio por las escaleras. Al llegar a su puerta, la escuché hablar por teléfono. Mi dedo ya rozaba el timbre cuando sus palabras me detuvieron en seco: "Solo quiero saber cuándo vendrás a verme. Lo tengo todo listo para recibirte. Hasta mi marido se fue antes de lo que esperaba, así que ya nada se interpone entre nosotros". A pesar del calor que hacía, yo quedé helada tras oír aquello y, entre seguir oyendo y llegar puntual a mi segundo trabajo, decidí tocar el timbre. ...