El Polvo, El Suelo y Los Cristales. Parte 2/4: Reflexiones Fúnebres.
Ese día, además del polvo, el suelo y los cristales, comenzaba la limpieza general. Me percaté de su tendencia a acumular cosas cuando me encontré todo tipo de cosméticos y productos de higiene personal almacenados, la mayoría de ellos totalmente nuevos, sin abrir, otros tantos caducados y muchos otros con el envase amarillento a causa de todo el tiempo que llevaban allí; no por eso dejaba de ser emocionante, después de todo también soy mujer, así que me deleitaba la vista viendo cremas de manos, shampús, aceites, crema para los pies, geles de baño, perfumes de reconocidas marcas en sus cajitas, lociones corporales, labiales y un largo etcétera.
Después de dejar de perder el tiempo en vez de trabajar, me tocaba ir al salón. No era nada divertido quitar todos aquellos recuerditos, cositas pequeñas y feas baratijas sin patrón decorativo ni combinación alguna que tenía por adornos; además de numerosas flores artificiales y plantas naturales que, dentro de un apartamento tan reducido, lejos de embellecerlo solo lo hacían más hortero e incómodo.
Sobre el escritorio permanecían algunas cosas del señor, como un ordenador portátil, un escalímetro, muchos lápices y bolígrafos, y en el armario de los adornitos había libros y manuales relativos a la construcción, por lo que supuse que trabajó en ese sector, probablemente como albañil o maestro de obra. Levanté todo eso y pasé por allí el pañito del polvo impregnado con abrillantador de madera.
Con curiosidad, le pregunté a Blanca cómo había sido que su marido se enfermó tan de repente. Ella intentó explicarme algo relacionado con sus riñones, pero, para ser honesta, no entendí muy bien de qué murió exactamente. Aunque no lo conocía de nada, me inquietaba imaginar lo rápido que había pasado todo: sesenta años de vida activa, unos dolores inesperados, un mes postrado en cama y, de pronto, ¡chao! Mientras ella hablaba, mi mente divagó hacia lo extraño que resulta darse cuenta de que la muerte siempre está ahí, acechando, lista para llevarnos cuando menos lo esperamos.
Y el aseo de los sábados 🤣🤣🤣🤣
ResponderEliminarTe sabes muy bien de dónde vienen estas historias jajajaja! Voy a ver dónde puedo mencionarlo en los siguientes capítulos.
EliminarYa sabía yo que por allí debía aparecer un conocido 😅
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