El Viaje del Alma Perdida
Me desperté una mañana desorientada y alterada después de mi salida forzosa de la cálida y cómoda cabina donde viví durante un tiempo. No quería abandonar aquel lugar tan calentito y seguro, pero sus propias paredes empezaron a contraerse expulsándome hacia fuera con esfuerzo. Al principio pensé que era el fin y me asusté mucho, pero luego caí en cuenta que solo era la hora de empezar el mismo ciclo otra vez, por enésima vez. Finalmente estaba afuera; ya conocía el proceso... Aún no podía abrir los ojos ni hablar, pero oía voces que me hablaban con ternura, me cuidaban y me alimentaban. Al principio tuve que dormir muchas horas, era necesario mientras me adaptaba a esta nueva dimensión, así que, aunque ya pertenecía a este lado, prácticamente pasaba más tiempo allá que aquí. Pero en una de esas placenteras siestas una voz conocida me susurró que debía comenzar mi trayecto cuanto antes, porque mi estancia -como siempre- era temporal. Era una pena, con lo bien que se estaba en esa etapa,...