Carta Abierta a un Fallecido
Querido y alocado abuelo, soy Dam, ¿qué tal están las cosas por allá? tengo muchas preguntas para ti, supongo que tienes todo el tiempo del mundo para responderme.
Como ya debes saber, desde que te fuiste extraño tus consejos, abrazos y risas; pero no estoy triste, en serio. Anoche soñé contigo y no entendí nada de lo que me dijiste, ya me ha sucedido otras veces con la tía Eugine y el primo del vecino. ¿Por qué en sueños parece que hablan ustedes otro idioma? Al despertarme me he esforzado por entender lo que escuché y no me suena a ningún idioma conocido.
¿Es verdad que se ponen ustedes más jovencitos allá de lo que eran aquí? De ser así no me sorprende, con esa buena "vida" que deben llevar por esos lares, pero no te pediré la receta.
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Imagen de Gerd Altmann en Pixabay |
Recientemente me visitaron unos testigos de Jehová, ¡no pude esconderme!, tuvieron suerte de cacharme regando el jardín; me han explicado que ustedes no sienten ni padecen, porque así lo dice la biblia; en fin, creo que no tienen muy claro el significado de la biblia...
Mira, no te recuerdo con tristeza gracias a que siempre me hablaste sobre la muerte, casi me preparaste para esto. Recuerdo cuando me mostraste durante nuestros viajes que en otras culturas celebran la muerte por significar una transición, o sea, quien se muere va un paso adelante, está en otro nivel. Y cuando cambié la percepción sobre la muerte fue más fácil aceptar tu transformación.
¡Ah! Antes de que lo olvide, quiero decirte que no es necesario que muevas las ollas de la cocina ni enciendas la luz mientras duermo, no es gracioso, puedes comunicarte de otra manera...
Lo siento si nunca voy a tu tumba a ponerte flores y velas, es que me parece que no estás allí, así que no es necesario ir hasta allá, ambos sabemos que estás donde yo quiera que estés.
¿Sabes abuelo? No creo que la gente se muera; quizá un experto de la salud mental diría que estoy en negación. Sí creo que el cuerpo fallece porque tiene su fecha de caducidad como todo, pero para mi tú eres más que tu cuerpo, tu cuerpo lo necesitabas para expresarte en este nivel, una vez que pasas al siguiente nivel ya no lo necesitas, sin embargo sigues existiendo, no en vano te haces sentir, tiras un objeto, o me susurras en el sueño palabras que no entiendo. Eso sin contar que los sueños no son solo sueños, pero eso ya es otro tema.
Tal vez la muerte sea como cuando el tío Gary se mudó muy lejos: ya no lo veo personalmente y lo extraño mucho pero tengo la certeza plena de que está allá, en el norte de Asia y que algún día nos volveremos a ver.
Me quedo con el pensar de que no mueres, estás siempre allí y puedes oírme y verme, aunque yo a ti no, y no porque sea imposible sino porque no he desarrollado esa habilidad.
Hasta pronto abuelo, te abraza y te quiere tu nieto, Dam.
PD: ¿Podrías darme los resultados de la lotería del próximo sábado? ¡Gracias!
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