¡Esos amores platónicos!
Oyendo
Faded de Alan Walker, recuerdo que conocí una chica, Meryl, que fue presa de los amores platónicos en la escuela y el liceo. Supongo que todos los hemos tenido. Uno pensaría que esa fantasía se acaba en la niñez (me refiero a esta clase de fantasías, ustedes saben pues).Así que más adelante Meryl vivió su primer amor, de carne y hueso, no imaginario; fue feliz; la cosa acabó. ¡Que pase el doblee!, formó familia y fue medio feliz. Lo normal pues, por no decir lo aburrido.
El asunto es que entre esas dos relaciones, conoció a alguien de esos que parecía de otro planeta, estaba bueno, bonito (barato no), tenía dinero, era sencillo, buena gente, inteligente, olía sabroso, sabía escuchar... y así podemos llegar al 2021 enumerando sus virtudes. Pero con tanta cosa buena ya te imaginarás que era casado el extraterrestre ese.
Aquel Esperancito era tan buena vibra, se le sentía un aura tan ligera, que ella flotaba cuando lo tenía a un metro de distancia; en su presencia no se acordaba de los problemas ni las cosas de la vida. Le gustaba la misma música, su voz era suave, no gritaba, no peleaba. Era él pues. Si no fuera porque su papá ya no está en este plano y su mamá es bastante mayor, le pediríamos a estos dos señores que nos fabriquen un Esperancito así para cada una.
Así que Meryl solo podía tenerlo presente entre sus cienes, sin aspirar a nada y, de vez en cuando, queriendo olvidarse de ese gran individuo. No obstante, ella quiso mucho a sus compañeros de turno. Pero el amor platónico quedó allí, tiene un espacio eterno que se niega a desocupar y de paso no paga alquiler (y ella tampoco se lo cobraría).
Lo curioso del amor platónico es que en él todo es perfecto y bonito, ha de ser porque se produce en la imaginación; o porque no pudo ser, y como no pudo ser entonces Meryl nunca conoció sus defectos, no sabe si dejaría la tapa del inodoro levantada, o si no le gustaría lavar los platos ni limpiar el piso, o si se convertirá en Shrek (con el perdón de Shrek) cuando ella quiera salir con sus amigas; nada de eso.
Y por eso es perfecto, y por eso es bonito que se quede siendo platónico, porque allí adentro lo conservas y recuerdas mejor, te sale una sonrisa naturalmente, le deseas siempre el bien donde quiera que esté y te permites ser feliz agradeciendo que existe gente así en este planeta.
Imagen de Free-Photos en Pixabay
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