Haciendo un trámite en el universo

Una de estas tardes surgió en mi mente una conversación bastante inusual.

-Universo, ¿estás ahí? -pregunté en voz baja y prudentemente.

-Siempre estoy aquí -me respondió el universo con la voz gruesa y un tono de aburrimiento crónico.


-Eh, soy yo...

-Ya lo se, ¿y ahora qué deseas? -cuestionó.

-Es que, fíjate, ahora solo quiero trabajar de lunes a viernes.

-Pues eso debes plantearlo a tu jefa, no a mi.

-Ya lo se, solo que pensé "si antes se lo pido al universo puede que sea más fácil conseguirlo".

-A ver, primero me dijiste que le ibas a pedir los sábados para que tu hija no madrugue eternamente y no se qué más...

-Sí, pero las cosas han cambiado...

-Se que han cambiado, lo he hecho yo, porque me lo has pedido tú de forma indirecta. Pero tienes que decidirte niña, si no sabes lo que quieres al final acabo enviándote lo que se me antoje, ya sabes cómo funciona esto por aquí.

-Lo que se es que te gusta jugar con los humanos.

-Bueno, yo no lo diría de esa manera, pero sí que me entretengo mucho viendo cómo se ahogan en un vaso de agua, incluso sin agua, y hasta sin vaso. En fin, decídete, ya estaba yo alineando todo abajo para hacerte llegar lo que querías.

-Lo he notado, por eso te estoy tan agradecida, siempre me oyes.

-Vale, pero no puedo estar todo el día en esto, hay otras personas suplicándome y pidiéndome cosas, sobretodo dinero, como si yo fuera cajero automático. No hace ni una semana me escribiste una nota renunciando a todos los deseos que me pediste, porque estabas depresiva y obstinada, como una niña malcriada me pusiste que ya no querías nada. No puedo estar en esto todo el día.

-Sí puedes, eres todopoderoso y omnipresente, entre otros adjetivos larguísimos que no recuerdo ahora mismo.

-Bien, tú ganas, sí que puedo, aunque no me vendría mal unos días de descanso. Mándame tu pedido por el medio que prefieras, oral o escrito. 

-Ya sabes que la oración no se me da muy bien, lo haré escrito como siempre.

-Tú y tu grafoterapia... No olvides hacerlo en tiempo presente...

    Cinco minutos después, el universo recibe un correo electrónico.

    Querido universo, estoy agradecida porque ahora trabajo de lunes a viernes durante el día, así que tengo las noches y los fines de semana libres para pasarlo con mi niña y ocuparme de una nueva idea de negocio que ha llegado a mi mente por obra y gracia tuya, con lo cual puedo complementar mis ingresos. Además, he aprobado el exámen teórico para el carnet de conducir y he retomado, terminado y puesto en práctica aquellos libros que dejé a medias. Ahora soy más ordenada, organizada, puntual, productiva, pulcra, coherente y disciplinada. Todos mis trámites y solicitudes son aprobados y concedidos satisfactoriamente. Gracias por este viaje a Disneyland París y las navidades en Venezuela. ¡Ah! y mi salud es perfecta.

-Ok niña, lo he recibido. Ordenada, organizada, tatatatá... ¿no encontraste más adjetivos? Te has fajado en la tarea de las afirmaciones positivas. Cómo has aprendido, eres una buena chica.

-¡Gracias!

-¡Cómo no voy a ayudarte! y no porque seas tan buena, es que encima tengo a tu madre todo el día pidiéndome por ti y tus hermanos.

-¿Ah?

-Bueno, listo, deseo concedido, cúmplase y ejecútese. Pasa por la taquilla de tu ángel de la guarda para que te ponga el sello de aprobado.

-Pero, ¿cómo? ¡Es que no puede ser! ¿Aquí también hay burocracia? Es el colmo, se supone que aquí es perfecto, no existe el tiempo. Tú eres el universo, ¡todo esto es el universo!

-A ver, hija, ¿es que tú crees que yo puedo dirigir todo esto solo?

-Eh, sí... bueno, eso creo.

-¿Por qué no te quedas y me echas una mano?

-¡Nooo! yo no puedo, ya casi se acaba la meditación, tengo que entrar en mi cuerpo.

-Te salvas porque aún no te toca, que si no te pongo de asistente.

-Sería mejor que no lo hicieras, que yo con tanto poder me vengaría del viejo aquel que me tiró el dinero en la barra, o de ese otro que golpeó el plato de ensalada contra la mesa. Y qué me dices de aquél niño ucraniano que me contestó muy mal. Podría seguir con la lista pero tengo que despertar.

-Tú ve tranquila y olvida esos desaires, ellos ya tienen su karma, ¡aquí nadie se me va sin pagar ja,ja,ja!

    Tras aquella estruendosa carcajada, el universo me dijo: -Toma, lleva una fotocopia de tu solicitud, así me recordarás con una sonrisa cuando tus deseos sean una realidad.

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