DE LA CINTURA PARA ABAJO: Un Drama Repartido
En algún lugar de este incomprendido y absurdo planeta vivía Victoria, una exuberante y decidida mujer de unos 38 años, madre de dos niños y casada con Robert, un individuo al que mejor no le pongo calificativos. Como cualquier mujer atenta y con la intuición más amolada que cuchíllo de carnicero, Victoria se percató de que Robert andaba con una bendita escapadera todos los días, ya casi no paraba en casa; hasta que confirmó lo que sospechaba: él estaba casi viviendo con Julia, una vecina que vivía a escasos dos edificios más allá. De la mano de Ana Gabriel y Ricardo Arjona, Victoria pasó sus días oscuros, que en realidad no fueron muchos porque ella era muy orgullosa y tan fuerte como el hierro. Robert terminó mudado, se fue tan cerca que se ahorró el camión de la mudanza. Él, aunque ya vivía con la otra, siguió negando todo, "ella no es nadie y no significa nada", decía, ¿no te suena esa frase? ¡Vamos, la dicen todos los hombres! Sin embargo, el ahora ex-marido nunca dejó de ir a casa de Victoria, y ella, quién sabe si por orgullo, apego o sed de venganza, tampoco dejó de recibirlo.
Victoria, negada a entregar ese hombre completamente, encontró beneficios en aquella situación y, con una sonrisa que evocaba a Paola en La Usurpadora, decidió disfrutarlos. Le dio a Julia la mitad de su marido de la cintura para arriba, y ella se quedó con él de la cintura para abajo.
De ahora en adelante Robert es el marido de Julia, con la que tuvo un hijo, misma que pasó a interpretar el papel de esposa engañada. Y cada mañana muy temprano él va al encuentro con su ex-esposa Victoria, en el que ambos se regalan los mejores orgasmos de sus vidas y viven las horas del amor más idílico que no tuvieron ni en sus tiempos de noviazgo. Él regresa a su nueva casa antes de que salga el sol y ella, muy orgullosa, continúa por la vida con una sonrisa de oreja a oreja, viviendo sin dramas ni sufrimiento.
Ahora Victoria tiene tiempo para sí misma y además no tiene que convivir con los monstruos y defectos del amigo Robert. Y es que, claro, esos defectos (o rasgos en desarrollo, como diría el Dr. Nelson Torres) parecen provenir de la parte "superior", de la cintura para arriba, esa parte que ella eligió darle a otra.
¿Moraleja? Te la debo. Lo cierto es que cada día trae consigo una elección, desde el qué-voy-a-cocinar-hoy, hasta el votar-o-no-votar-en-las-presidenciales; ¿quién determina lo que es bueno y lo que es malo, correcto o incorrecto, justo o injusto? Lo ideal sería elegir siempre la opción que colabore con nuestra paz mental, pero el ego siempre está ahí reclamando sus beneficios. Al final, todos los consejos se dicen muy fácil, aplicarlo es otro cuento.
Dedicado a una entrañable amiga.


Amiga mía, excelente mi propia historia. Gracias por tomar mis palabras. 😋
ResponderEliminarGracias a ti por ser inspiración.
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