Cronología de una venganza. Parte VI: La partida
Marzo 2018. Pasadas algunas semanas, Emily confirmó lo que ya suponía, John mantuvo el contacto con "la tal Pedro". No hubo ninguna sorpresa en ello, pero fue como echarle alcohol puro a una herida profunda y recién abierta.
Pero él no estaba en casa, se había ido de viaje a visitar a su madre quien se mantenía con problemas de salud, así que las notas de voz por WhatsApp fueron el (quizá desacertado) canal para reanudar la misma discusión del mes anterior, pero con nuevos argumentos.
"Sí, tuve algo con ella"... "Si a uno lo buscan (las mujeres), ¿qué puede hacer uno?"... "No, yo no tuve nada con ella, solo te lo dije para que dejaras de insistir en que lo admita, pero no pasó nada entre nosotros, esa es la verdad"... "¡Piensa lo que te de la gana!". Así fueron los vaivenes de John, como una extraña mezcla de sinceridad , culpa y descaro.
Habiendo pasado casi una tarde entera de llanto en la cama, ella pensó que John ya no debería volver a casa, no tenía sentido continuar sosteniendo una relación donde realmente nunca hubo confianza y el respeto se había roto hace mucho tiempo. Parecía el momento propicio para ello, él no estaba en casa, así que no habría dolorosas despedidas. Total, solo faltaban dos meses para su viaje al extranjero, así que, qué más daba acabar con todo un poco antes, si de cualquier manera él tendría que marchar.
Sin embargo, ella tuvo en cuenta que no era aconsejable tomar decisiones en medio de las turbulencias de las emociones y optó por la inacción, permitiendo a su dolor ser y estar allí, en ella.
Dos o tres días después ya pensaba con la cabeza fría, probablemente también el corazón; y se puso a calcular. Si ya había aguantado tanto, ¿para qué dejarle justo cuando, tal vez, empezaría a mejorar la situación económica de ambos? ¿Y si lo dejaba y luego iba a ser la otra quien disfrutara de las "maduras", cuando antes tuvo ella que comer las "verdes"? Esas y otras frivolidades pasaron por su cabeza; como también la idea de poder descansar unos meses de él, de su mal humor, de su presencia prepotente. ¿Podía ser ésta una manera de compensar todas sus lágrimas? Puede que haya sido una forma de desquitarse, por no decir vengarse, porque ese término todavía sonaba un tanto dramático y maquiavélico para ella...
Casi dos semanas más tarde, John volvió de casa de su madre y rápidamente se esfumaron esos dos meses en los que convivieron como pudieron, ella con un resentimiento que hacía metástasis, y él ansioso y quizá roto por tener que dejarlas a ellas, a su tierra natal, sus amigos, familia y todo lo que hasta entonces conocía.
Mayo 2018. Como en otra dimensión, estaban Emily y John en la mesa, cada uno con una copa, oyendo algunas de sus canciones favoritas, que era de las pocas cosas que tenían en común; conversando como raras veces pudieron hacerlo, como lo hace la gente adulta y madura, sin ofensas, sin sarcasmos, sin puntas ni indirectas, sin alzar la voz, sin acabar ofendidos; sobre el inminente viaje, sobre los días por venir, sobre la seguridad de ella y su hija en aquel barrio... Fue tal vez una noche de despedida.
Al día siguiente él acabó de limpiar el patio y de arreglar cosas en la casa, procurando dejarle a ella lo menos posible de qué preocuparse. Por la noche encendió un tabaco y paseó por el patio trasero entre las plantas, dejando el humo a su paso, mientras ella hacía cosas en la cocina y le observaba sintiendo su pesar.
Y la mañana posterior, con una mochila en su espalda y habiendo dado un beso en la frente a su hija de dos años que dormía sin enterarse de nada, John se marchó.
Quedé con ganas de seguir leyendo
ResponderEliminarGracias!
EliminarExcelente relato, te felicito. Esperando el próximo capítulo
ResponderEliminarGracias! 😊
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